Víctor Juan ha rastreado desde hace más de un cuarto de siglo la vida, la obra y la pedagogía de Ramón Acín, al que ha metido en sus ficciones, en sus ensoñaciones y en sus manuales de enseñanza.
Deslumbrante de emoción, de intrahistoria, de sensibilidad y de cariño. Vuelve a contar la vida del hombre que fue asesinado en la cárcel de Huesca el 6 de agosto de 1936; el 23 lo fue su mujer Concepción Monrás (1898-1936). Recuerda su niñez, su condición de niño mimado y querido, enamorado de su triciclo. Cuenta su desarrollo y su paulatina transformación en artista: pintor, escultor, dibujante, caricaturista. Recuerda su afecto por su perro Tobi, su amistad inquebrantable por Juan Arnalda, que lograría escapar de la muerte, sus apuestas por la pedagogía, su presencia en la prensa.
Víctor Juan hace una síntesis de «su Ramón Acín». Sin acritud. Sin meter el dedo en el ojo. Con los gestos del hombre bueno, admirador de Joaquín Costa, amigo de Luis López Allué, interesado por las vanguardias y abogado de los materiales pobres. Y benefactor azaroso de Luis Buñuel, a quien le financió su documental ‘Las Hurdes. Tierras sin pan’, como han recordado de nuevo Fermín Solís en un cómic y Salvador Simó en la película ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’. Se recoge una frase de Juan Luis Buñuel sobre su padre, al cual "se le rompía la voz cuando hablaba de Ramón Acín".
Uno de los capítulos más hermosos es el dedicado a la historia de amor de Ramón Acín y Concepción Monrás (su 'gitana' a la que le decía: "tú eres antes que nada"). El autor repasa los poemas, las bromas, los billetes, las postales, las cartas (alguna desde la cárcel) y dibuja, sin estridencia alguna, una hermosa e intensa pasión, que ha sido recreada ahora por Tomás Generelo en el corto ‘Cardelinas’. El libro recoge material iconográfico de todas las épocas, y obra de Ramón; destacan unos estilizados dibujos donde Concha toca el piano y él pinta.