Todas las definiciones de lenguaje periodístico coinciden en señalar que se trata de un lenguaje poseedor de unos rasgos diferenciadores. Este lenguaje se difunde en la actualidad a través de la prensa, la radio, la televisión y la red, y el influjo de autoridad que ejerce es similar al que la literatura ejerció en épocas pasadas, lo que hace que los medios de comunicación sean un instrumento más decisivo en la educación lingüística que el propio hogar o el sistema docente.
El objetivo de este libro es, a través de numerosos ejemplos tomados de diarios de información general («El País», «El Mundo», «ABC», «La Razón», «As», etc.), hacer hincapié en la creación y difusión de gran cantidad de expresiones y términos nuevos, pues, como afirma Colin Smith, en dosis moderadas, la capacidad innovadora del periodismo responsable es un signo positivo para cualquier idioma vivo.