Sus protagonistas, Santi e Ismael, abrazan en torno a sí la posibilidad de todos los mundos, donde los colores implosionan en realidades cotidianas que les afectan haciéndoles soñar, enamorarse, convivir con las dificultades y, por encima de todo, acaparar la vida.
David Pallás da figura a la diversidad y la tolerancia de la mano de una historia de amor entre dos chicos adolescentes. La homosexualidad, motivo de discriminación en otro tiempo, se muestra con la naturalidad que debe tener: una manifestación más de la felicidad entre personas que se aman.