Ya está aquí el ¨nuevo clásico¨ de ALVAREZ RABO más deseado por todos, ¨El Princi-pito¨, una emocionante aventura en un mundo de fantasía, color e ilusión con la que ustedes disfrutarán como niños.
¨El Princi-pito¨ es una sorprendente y necesaria versión del archiconocidísimo cuento de ¨La Cenicienta¨, de Charles Perrault, actualizado a nuestros días, y que no puede faltar en su esmirriada biblioteca.
Filipo, un simpático y bello príncipe, se enamora locamente de Nerea, una asistenta republicana y atea. Por desobedecer ambos dos las sabias órdenes de sus respectivos padres tienen que lanzarse a una mágica odisea donde hasta lo más increíble tiene cabida. Finalmente el amor humano triunfa en un apasionado y divertido romance no exento de dificultades y riesgos.
Del creador de ¨A las mujeres no les gusta follar¨ y de ¨El increíble hombre de la polla menguante¨, ¨El Princi-pito¨ es, tal vez, la obra más ambiciosa de ALVAREZ RABO. Tengamos en cuenta que es su primera historia larga, a todo color, y encima hecha a toda hostia en tan sólo seis putos días. Al séptimo descansó.
ALVAREZ RABO nació hace años en Monforte de Lemos (Lugo). Sus padres emigraron a Bilbao cuando él era tan sólo un niño. Estudió en un colegio del OPUS donde fue objeto de tocamientos. De jovencito luchó por la libertad de todos, perdiendo en seguida su propia libertad. Cuando la recuperó logró entrar a trabajar en la sección de deportes, caza y pesca de unos Grandes Almacenes donde aún continúa (tiene que ocultarnos su rostro para no poner en peligro su puesto de trabajo). Está casado con una mujer que tiene más carácter que Jantipa (la esposa de Sócrates) y tiene dos hijos, Yhedra y Jhónatan, que le endulzan su paso por este mar de lágrimas. Su hobby preferido es leer El País Semanal todas las semanas y que se la chupen de vez en cuando (todas las semanas es muy difícil). ALVAREZ RABO empezó a hacer cómics a la edad en que la gente suele dejar de hacer cómics. Nunca ha querido sacar dinero con ello y es esta una de las pocas cosas que ha conseguido en su patética existencia. Llegado el momento de su jubilación quiere irse a vivir a Sicilia y, cuando el Etna entre en erupción, tirarse de cabeza al cráter como hizo Empédocles.