Los primeros esbozos de "Demasiada pasión por lo suyo" eran una serie de dibujos entre el costumbrismo y el surrealismo, desgarradores y a la vez desternillantes, que poco a poco se han ido convirtiendo en mundo propio. Un verdadero ecosistema: el ecosistema de los flipados, de los obcecados, de los que, terriblemente desorientados en este mundo, lo apuestan todo a una carta, sin saber muy bien por qué, sin saber muy bien para qué. Un compendio de personajes entrañables e inolvidables trazados con una voz y un dibujo personalísimos. Es muy complicado no acabar llorando de la risa. Adéntrense en el mundo de "Demasiada pasión por lo suyo", la primera incursión literaria de uno de los mejores cómicos de la actualidad.
Unas palabras del autor:
«Siempre me gustaron los flipados. Quizás es porque crecí encima de un gimnasio de taekwondo. En ese gimnasio tenían la particularidad de gritar "Taekwondo" mientras lo practicaban. ¡Tae-Kwon-Do!. Gritaban lo mismo que estaban haciendo. Años después vi por la tele a un seleccionador español gritar: ¡Ba-lon-ces-to! tras ganar un título. Era una señal.
En este mundo probablemente haya más flipados que nada. Hay más flipados que chinos, más flipados que católicos, hay más flipados que autónomos. Hay más flipados que calvos con perilla, más flipados que tatuajes tribales... Hay flipados intermitentes, hay flipados alternativos, hay flipados furtivos, hay gente que solo se lo flipa en sueños...
Yo he acabado realmente obsesionado con este tema, y... ahora mírame... un escritor. Un hacedor de palabras. Un tejedor de sueños. Un auténtico flipado.
Y tú, ¿Cuándo fue la última vez que te lo flipaste?»