Varias décadas de artículos, congresos, conferencias y libros hacen de José Manuel Vilabella un testigo excepcional —siempre con el humor como principal ingrediente— de nuestros avatares gastronómicos. Obtuvo, entre otros galardones, el Premio Juan Mari Arzak (1999) por el mejor artículo gastronómico del año; el Premio Nacional de Gastronomía (2002) por su libro La cocina extravagante o el arte de no saber comer y el Premio de Periodismo Gastronómico Álvaro Cunqueiro (2005). Pertenece a la Academia de Gastronomía de Asturias, a la Academia de Gastronomía de Aragón y al Colegio de Críticos Gastronómicos de Asturias.
«La actividad como comentarista gastronómico me convirtió en un señor gordito tirando a obeso pero el balance ha sido satisfactorio. Más de cuarenta años de oficio me han permitido asistir desde el callejón y desde el propio ruedo, a la época más fecunda de la cocina española. Conozco bien el sector y, a pesar de mi incompetencia, espero describir la flora y fauna que la forman con algún detalle en estas memorias gastronómicas.»