El género del comentario había sido ampliamente cultivado en la edición de los clásicos durante la Edad Media y el Renacimiento. Las Anotaciones herrerianas venían precedidas de dos ediciones del Brocense (1574 y 1578) que se había empeñado en encontrar todas la fuentes clásicas a las que Garcilaso había acudido en su obra. Herrera se propone, en cambio, en su comentario considerar los diferentes aspectos lingüísticos y formales del poeta toledano, y todos los escolios herrerianos nacen bajo el estímulo de los versos de aquel que comenta. Las reflexiones de Herrera son de una profundidad, rigor y modernidad llamativos y son un pretexto para explicar sus teorías sobre la lengua poética y la poesía. Esta edición recoge en tres cuerpos de notas las variantes que Herrera introduce en el texto de Garcilaso con respecto a las principales ediciones de su época, todas los problemas de carácter ecdótico que presentan las Anotaciones y las fuentes, los comentarios del Brocense , y los principales momentos de la polémica entre Prete Jacopín y el propio Herrera, reseñando además todo aquello que sea oportuno para la compresión del texto. Seis índices completan la edición como herramientas que faciliten moverse por una obra tan complicada y densa como son las Anotaciones.