El romanticismo encontró en los artículos de Larra la más irónica defensa de la libertad y un agudo diagnóstico de las enquistadas dolencias sociales de los españoles: la pereza, la abulia, el nepotismo, la incultura, el tradicionalismo rancio, la falta de higiene, una vasta red de apariencias señoreándose sobre la verdad... El pesimismo de Larra, más negro según avanzaba en años su corta existencia, nunca le hizo perder su fino sentido del humor, algo que agradece el lector y que invita a la reflexión amable sobre la realidad española.