UNA VISIÓN DE CONJUNTO DE LOS NOMBRES DE LUGAR DE ARAGÓN.
La toponimia no es una ciencia exacta, y son muchos los condicionantes que han podido influir en la evolución de un nombre de lugar. Se puede intentar explicar su procedencia, pero nunca se tendrá la certeza absoluta porque no hay nadie que conozca las circunstancias que rodearon su nacimiento y los avatares que sufrió a lo largo de cientos de años. Creemos que no se trata solo de explicar desde qué voz podría haber evolucionado un topónimo mayor, sino indagar el porqué de su nombre, descartando hipótesis que, aunque lingüísticamente sean factibles, no lo son desde un punto de vista lógico, teniendo en cuenta factores geográficos o históricos.
La premisa de la que parte este libro considera que la inmensa mayoría de las poblaciones actuales son herederas de la red de asentamientos que se empezó a establecer como forma de poblamiento y de explotación de la tierra hace ya más de dos milenios en el territorio que hoy conforma Aragón, y cuyo elemento tal vez más característico son las villas romanas. A partir de este planteamiento se han elaborado una o varias propuestas etimológicas para cada uno de los nombres de localidades aragonesas que han llegado habitadas hasta el siglo XX, reservando un capítulo específico para estudiar su relación con el nombre de los ríos que surcan esta comunidad autónoma.