A lo largo del último año he cambiado como persona y como policía. He pensado y he hecho muchas cosas que antes me habrían resultado impropias.
Por eso quiero hablar de ello con detalle, para entenderlo yo mismo y para que otros lo entiendan también.
En la apacible ciudad de Forshälla, en Finlandia, son hallados varios cadáveres mutilados. Las víctimas parecen no tener nada en común, tan solo las horribles marcas de un mismo asesino: una mente perturbada que les arranca los ojos y graba en su cuerpo una letra del abecedario. El comisario Lindmark, encargado de la investigación, sabe que su única opción para resolver el caso es meterse en la piel del asesino. Debe aprender a pensar como él, a sentir como él, a mirar como él y a matar como él.
«El argumento es soberbio. Un thriller perfectamente construido que nos mantiene cautivados y en constante expectación por el próximo golpe, la siguiente inspiración. »
La Stampa