La existencia histórica de Jesucristo es aceptada comúnmente por cristianos y no cristianos como un hecho cierto. Acharya S, en su riguroso y esclarecedor estudio La conspiración de Cristo demuestra, recopilando multitud de pruebas documentales e históricas, que no hay evidencias textuales de su vida y obra antes del siglo II d.C., en que aparecen los primeros evangelios, y que «Jesucristo» es, de hecho, una compilación de las vidas y enseñanzas de diversos dioses y hombres santos cuyos dramas fueron regularmente representados por los pueblos antiguos mucho antes de la era cristiana: de Mitra, Krishna, Attis, Buda, Dionisos y Hércules, entre otros, cuenta la tradición que nacieron también de una virgen el día 25 de diciembre, y resucitaron de su tumba, varios de ellos tras ser crucificados, el 25 de marzo. La estrategia seguida por los padres de la iglesia que elaboraron el dogma cristiano podría resumirse en la siguiente idea: «Recojamos los diversos elementos recurrentes de todos los credos del mundo y hagamos con ellos una amalgama, una “nueva fe” autentificada en un personaje histórico, que sin duda triunfará por todo el orbe». La existencia e identidad de todos estos misteriosos personajes que son tan parecidos en su vida y hazañas, y que constituyen el mito universal, ha sido ocultada durante siglos a las masas por la iglesia cristiana, que ha destruido sus textos y asimilado sus cultos como parte de la «conspiración de Cristo».