Félix Lafuente Tobeñas (Huesca, 1865 -1927) fue sin duda una gran figura altoaragonesa del periodo que va entre los siglos XIX y XX. Que en sus últimos doce años de vida se viera imposibilitado para pintar supuso que su obra cayera de inmediato en el olvido tras su muerte, pero los textos publicados cuando se encontraba en plena producción pictórica nos pueden ayudar a entender la relevancia que tuvo en Aragón a principios del siglo pasado.
En Madrid asistió a clases nocturnas en la Escuela de Artes y Oficios y trabajó como aprendiz en un afamado taller de escenografía. En la última década del XIX fue profesor de dibujo en el Instituto Provincial de Huesca. Durante esos años y los primeros del XX trazó la mayoría de sus paisajes oscenses y sus retratos familiares. En 1905 marchó a Zaragoza, donde formó parte de la redacción del Heraldo de Aragón, diseñó carteles y portadas, hizo retratos, dio clases en el Ateneo, realizó decorados... y fue reconocido y querido. En 1915 volvió a Huesca y mantuvo un estudio por un tiempo, pero se fue apagando asomado al balcón del piso de sus hermanas.