La adhesión de Federico García Lorca a las grandes razas malditas de Occidente –gitanos, negros, homosexuales–, su desdoblamiento psicológico, su «radical tragicismo» y, finalmente, su muerte prematura y brutal, vienen a dibujar la figura de Lorca como la de un grande y nuevo «maldito», en el más profundo y menos peyorativo sentido del vocablo. Francisco Umbral nos ofrece una visión del autor absolutamente distinta de las usuales.