Concepción Gimeno (1850-1919) fue una mujer poliédrica como se descubre a lo largo de este estudio. Una vida marcada por su fuerte personalidad, que le ayudó a no doblegarse a los condicionamientos de su entorno por su condición de mujer. Diplomática en sus formas, supo manejar con destreza y habilidad la manera de no enfrentarse a sus adversarios, quienes tuvieron siempre un espacio en sus publicaciones.
Fue una mujer emprendedora que dirigió y administró sus bienes y sus publicaciones y también una periodista que supo reflejar la vida política y social de su entorno. Fue, en definitiva, una pensadora que evoluciona en sus posiciones feministas y una defensora de la educación de las mujeres y de sus derechos jurídicos, que el Código Civil cercenaba. Luchadora por la igualdad y viajera, mostró a sus lectores otras tierras, otras gentes, otras costumbres... para llevar a cabo su labor de mediadora entre las dos orillas del Atlántico. Hizo del Álbum de la Mujer (México 1883-1890) y del Álbum Ibero-Americano (Madrid 1890-1911) espacios de visibilización de las contemporáneas que destacaban en cualquier ámbito: política, bellas artes, periodismo y labores artesanales. Lo hacía desde dos perspectivas: demostrar que las mujeres pueden destacar en cualquier terreno por el que se propongan transitar y, por otro lado, practicar la solidaridad de género, aunque fueran mujeres de posiciones ideológicas lejanas a la suya.
Sus siete novelas, cuatro cuentos, diecisiete ensayos y cientos de artículos son un material imprescindible para conocer a Concha. Fue conferenciante en instituciones tan prestigiosas como el Ateneo o la Unión Ibero-americana que hicieron de ella una persona influyente y destacada.