Esta obra, revisada y ampliada por el autor, ofrece un retrato del carismático político republicano
Alejandro Lerroux (1864-1949), un personaje que constituye el mejor ejemplo de político populista en la historia
contemporánea de España. Hijo de un humilde veterinario militar, logró abrirse camino hasta las más altas esferas de la
política española durante la Segunda República gracias a su fogosa oratoria: su discurso anticlerical, su oposición al
catalanismo y la intervención en diversas campañas contra los gobiernos de la Restauración le abrieron la puerta del
éxito electoral en Barcelona, que mantuvo durante la primera y segunda décadas del siglo XX. Al llegar la Segunda
República, convertido ya en un republicano conservador, fue ministro y presidente del gobierno en varias ocasiones,
hasta que la polarización del espectro político y el escándalo del estraperlo terminaron con su carrera política en
1935. Lerroux ha sido despreciado tanto por la historiografía obrerista, que considera su ideario "pequeño-burgués",
como por la catalanista, que ha visto en él un agente madrileño dedicado a sofocar el nacionalismo catalán. A través
del relato de la juventud de Lerroux, el autor intenta entender el fenómeno enfocándolo desde diversos ángulos, desde
el narrativo y biográfico del líder -un personaje digno de la picaresca- hasta el análisis sociológico de sus
seguidores, o el examen del mundo cultural del izquierdismo español de 1900, las nuevas formas de movilización que
utilizó Lerroux y las estrategias de seducción de su retórica demagógica.