Ha pasado mucho tiempo desde que Galicia entre copas viera la luz; fue el fruto de un viaje, casi iniciático, de probar, conocer y, de alguna forma, mostrar —como hasta entonces no se había hecho— la realidad de un territorio que en unos pocos años había pasado de la práctica irrelevancia —más allá de lo folclórico— a convertirse en una de las referencias mundiales del vino emergente de calidad: Galicia.
Desde que el libro salió a la calle (2015) han ocurrido muchas cosas. En primer lugar, Galicia ha profundizado en su condición de referente gastronómico español y europeo, en buena parte gracias a sus singulares vinos, estandartes del producto de calidad en la región, tanto en restaurantes multiestrellados como en vinotecas y tabernas locales, cada vez más orgullosas de servir —con conocimiento y calidad— los revolucionarios vinos gallegos.
Pero no todo han sido cosas buenas. En las conversaciones con los productores que protagonizan este nuevo libro queda claro que el cambio climático ha pasado de ser una preocupación a una realidad a la que hacer frente. Hablaremos sobre ello.
Y, ¿qué ha pasado en el ámbito de la elaboración? Pues, adaptación y —por fortuna— la continuación de una historia de éxito. Hoy en día, los viñadores gallegos pueden permitirse hacer vinos auténticos, sin necesidad de que se parezcan a otra cosa, no sólo porque tendrán su público, sino porque sus señas de identidad son casi una garantía de éxito. Fruto de ello, proyectos ya consolidados en el momento en el que publicábamos Galicia entre copas no han hecho otra cosa que buscar ampliar sus viñedos. También hemos visto en estos años cómo los proyectos que entonces rompían su cascarón hoy están más que consolidados.
Les invito a acompañarnos a rehacer este viaje, ya no por un lugar prometedor, sino a través de una de las actuales revelaciones del vino de calidad mundial, ¡y mejor mientras descorchamos una buena botella!
