¿O acaso puede hablarse con rigurosa seriedad de un No-Yo unido pegado a cualquier divinidad?... No, exclamaría tajante Mundot, simplemente porque estima la libertad por encima de todas las cosas y no quiere ataduras que desvirtúen su pureza. Pretende desbrozar los enredos de su ego hasta llegar al hasta su verdad más profunda. Entonces sabrá por qué es tan difícil encontrar la felicidad.
Tras décadas de ausencia un hombre de negocios regresa a su país. El objetivo de su vida fue siempre la armonía, tanto material como espiritual; para ello optó por la senda del medio, ningún ascetismo y no mucho exceso, que durante años recorrió con esmerada fidelidad. Fue en la madurez cuando ocurrió un hecho trágico y la ruptura de su vida conyugal, cuyo impacto provocó que volviera los ojos hacia una España ya instalada en el siglo XXI, de donde salió cuando se estaba aprobando la Constitución de 1978. Durante años gozó del placer de ser libre y del triunfo como empresario después de haber echado raíces en Perth, en la costa oeste australiana. Con el retorno descubre que alcanzar esa armonía es misión casi imposible, aprende que no hay una llave secreta para llegar a ese lugar, experimenta que esa verdad esencial está dentro de él, concretamente en el fondo del super ego que el mismo ser humano construye con su inteligencia y corazón ¿O acaso puede hablarse con rigurosa seriedad de un No-Yo unido a una divinidad salvadora?... No, exclamaría tajante Mundot, simplemente porque estima su insobornable libertad por encima de todas las cosas; tan sólo pretende desbrozar los enredos de su ego hasta llegar al fondo. Entonces sabrá por qué es tan difícil encontrar la felicidad.