Cuento antiquísimo. A mi abuela ya se lo contaba la suya. Es de los más infantiles que conozco, en el que no falta ni un detalle para ser la delicia de los niños más pequeños: las cantinelas repetidas, que deben ser cantadas, el crescendo que implica la dificultad en vencer al monstruo, la pequeñez del posible vencedor y, por supuesto, el final feliz. !Qué juego hubieran sacado a este cuento Perrault o los hermanos Grimm y no digamos nada del extraordinario animador de cuentos que fue Walt Disney!