«Esto no es un juicio, porque no se puede juzgar a los muertos, y Santiago Dulong murió hace diez años.
Ni es la defensa imposible de una víctima, porque no se pueden reparar las ofensas a los muertos.
Ni es un ensayo sobre la justicia.
Sólo escribo sobre las palabras: sobre lo que apareció en los periódicos, sobre lo que reflejó la sentencia, sobre documentos legales de libre acceso, y sobre los recuerdos de las palabras que guardo de Santiago Dulong, nublados por el tiempo y por el mal olor.» Félix Romeo