Como motivos de este trabajo, figuran los siguientes: primero, plantear
una serie de interrogantes que afectan a la dama del Louvre y a su
inesperada hermana, la cenicienta del Prado. ¿Por qué la calidad de sus
materiales, como el soporte o los pigmentos, es tan diferente? ¿Y tan
similar los pentimenti a mano alzada de su dibujo subyacente? ¿Responden
a un mismo encargo que nunca se entregó al cliente? ¿Cuál es su estado
de conservación y su verdadera imagen primitiva? ¿Qué es lo que vio
Giorgio Vasari? ¿La autoría es autógrafa, coral o de mero taller? Por
citar sólo algunas reflexiones.
En segundo término, constituye un buen pretexto para, dentro de una
dimensión pedagógica, definir algunos conceptos: el taller de pintura,
con sus maestros y aprendices, clientes y encargos, condiciones y
precios o los procedimientos de trabajo; términos artísticos, como el de
valorismo y colorismo, perspectiva lineal y aérea, isocefalia y simetría
bilateral, sfumato y escorzo, por citar algunos ejemplos; y también,
cuestiones relativas al peso del neoplatonismo en el naturalismo
idealizado, la importancia de la ciencia o el antropocentrismo
renacentista.
Finalmente, emprender un recorrido apasionante por un tema que tiene
algo de novela policiaca. La vida y la obra de Leonardo da Vinci siempre
estuvo envuelta en un halo de misterio, transcendiendo el plano
meramente artístico, para entrar en el ámbito de la leyenda literaria y
acabar convirtiéndose en un mito. Emocionante es también el momento
artístico, con su fecundidad sin límites y proliferación de genios. Los
pintores, debido al amplio abanico de conocimientos que precisan para
llevar a cabo su trabajo, alcanzan un prestigio individual hasta
entonces desconocido.