El arte moderno del siglo XX tiene como punto de unión el rechazo del academicismo y las sucesivas innovaciones. De la admiración por el arte primitivo, que une a Matisse y Picasso con los expresionistas, surge la revolución del cubismo y la pintura abstracta. Por otro lado, las dos guerras mundiales vienen a enriquecer, cada una a su manera, la visión de la contra-cultura artística con movimientos como el dadaísmo y el surrealismo, pero también con los trabajos de Miró, Dubuffet, La Escuela de Nueva York o Bacon.
Después de los años 70, frente a las conquistas y la renovación del arte moderno, se multiplica la ruptura en cualquiera dirección. ¿No se ha convertido el arte contemporáneo, por lo tanto, en una nueva forma de academicismo?