Esta no es una historia para niños o niñas, ni para adultos pueriles.
En plena Edad Media, los almugávares nunca tuvieron otra alternativa para sobrevivir que no fuese por medio de la violencia. De bandidos en los Pirineos llegaron a convertirse en señores de Grecia. Apátridas caminando entre reinos, imperios y ducados, todos solicitaron su ayuda y todos acabaron abandonándolos.
Sus crímenes fueron de una crueldad indescriptible y hoy injustificables, pero no fueron más que el fruto del despiadado mundo en el que vivieron; un mundo donde el pan, la religión y el poder se amasaban con sangre.