El autor preparó este libro para que fuera publicado en el centenario de la “Gripe Española”, el año 2018, pero avatares de la edición nos han traído a 2021, cuando llevamos un año de esta nueva pandemia. En el trayecto a la luz de esta obra hemos podido comprobar la similar trayectoria de la epidemia en aquella sociedad de 1918 y de la covid-19 en la nuestra, y que las diferencias obvias de recursos, en general, no han supuesto modificaciones sustanciales en los comportamientos humanos. La crónica de Luis-Antonio Palacio nos relaciona actuaciones heroicas de gentes que se desvivieron (nunca mejor dicho, algunos perdieron la vida) por socorrer a sus semejantes, y otras, miserables, de quienes no prescindieron de la mínima comodidad en momentos de desastre, dieron la espalda a su responsabilidad o huyeron del peligro.
Entonces, como hoy, no se veía el fin de la enfermedad; hoy, como entonces, la superstición hace de las suyas en las naciones más avanzadas, a pesar cien años de avances científicos. Quién nos lo iba a decir.
El autor nos cuenta lo que fue la gripe de 2018 en la región aragonesa, inscrita en la realidad más amplia de España, y esta en la mundial. ARAGÓN 1918 va pueblo a pueblo contándonos lo que fue aquello, casi mes a mes, con nombres propios, de manera que tenemos noticia veraz de actuaciones individuales, y de las de la sociedad de entonces. Es una investigación histórica rigurosa, como las que nos tiene acostumbrados Palacio, que trasciende la aportación al estudio de la época, por el peculiar momento que vivimos cuando podemos aproximarnos a ella.