En Barbastro, capital española del martirio durante la persecución del siglo XX, fueron asesinados 9 de cada 10 sacerdotes, casi la totalidad de los religiosos y numerosísimos laicos. Allí entrecruzaron sus vidas y su muerte Ceferino Giménez Malla, «el Pelé», tratante de ganado de etnia gitana, hombre de oración y buen padre de familia, y el obispo Florentino Asensio, quien llevaba pocos meses en Barbastro y al que se le dio muerte de manera cruel. Los dos han sido reconocidos por la Iglesia como beatos mártires y son objeto de una intensa devoción popular.
El martirio de un tratante gitano y un obispo casi recién nombrado pone de relieve cómo la persecución no distinguió personas. La perseguida era la fe. La vida, pasión y muerte de estos mártires es un alegato por la libertad como don de Dios, base imprescindible de la convivencia y la fraternidad.
El autor de esta obra es especialista en la historia de la diócesis de Barbastro.