En 1967, la puesta en marcha del embalse de Riba-roja se llevó por delante en pocos días dos pueblos enteros, los viejos Fayón y Mequinenza, dos puentes ferroviarios, los del tramo final del Matarraña (que habían sido desmontados previamente para utilizarlos como chatarra), y una estación, la de Fayón, todos los embarcaderos y muelles de descarga de carbón y la forma de vida asociada con ellos, el transporte fluvial, además de 150 años de historia y muchas cosas más. Pero todavía quedan restos que sirven para recordar una época y una tecnología, y también fotografías y documentos que permiten imaginar cómo era lo que ha desaparecido, las instalaciones y el modo de vida. Lo que el Ebro se llevó. De esto se ocupa este libro. De las técnicas, las obras y los modos de vida que marcaron esta zona en las últimas décadas del siglo XIX y en la primera mitad del XX.