Dicen que las del Pirineo son las más grandes brujas de todos los tiempos, las verdaderas brujas, y que todas las demás son solo pobres imitaciones de ellas. Dicen, también, que las pirenaicas fueron las primeras brujas de Occidente, las que se entregaron al diablo en figura de macho cabrío cuando nadie todavía lo había hecho y las que inventaron el aquelarre, las que antes se convirtieron en gatos negros, las que descubrieron el vuelo en escobas y, por supuesto, las pioneras en dar con sus pobres huesos en las hogueras encendidas por las inquisiciones de turno. Además, dicen que del Pirineo se extendieron como una mancha de aceite por Europa, hacia el norte, y por la península ibérica, hacia el sur. Pero, sabido es, del mismo modo, que se dicen tantas y tantas cosas…