La copa utilizada por Cristo y sus discípulos en la Última Cena pasó de ser una de las reliquias más relevantes, asociada a la Eucaristía, a convertirse en un objeto mistérico, de iniciación en la búsqueda de la verdad ligada al sacrificio personal: el Grial. De los varios cálices que ostentan ese origen sagrado, el de Valencia es el que tiene más probabilidades de ser el auténtico Santo Grial. Pero antes de llegar hasta allí, estuvo protegido de persecuciones romanas e incursiones musulmanas en diferentes lugares del Alto Aragón. Esta ruta dibuja un recorrido mítico por aquellos lugares de tierras oscenses donde la tradición asegura que se guardó.