A partir del momento de su elección como ordenanza y la consiguiente búsqueda del que le había regalado con tal «favor», Mariano Constante nos explica, con estilo de crónica cotidiana, sus vivencias y las de sus compañeros en la resistencia: los comienzos de la organización clandestina, la solidaridad como principal arma de defensa, la importancia que adquiría un mendrugo de pan o un poco de azúcar, el desarrollo de la picaresca a fin de sobrevivir; pero también nos narra cómo iban desapareciendo sus compañeros.