Escritor y fotógrafo, este es el tercero de sus libros sobre Sobrarbe y el sesenta y dos editado por él. En sus páginas cuenta que esta comarca tiene mucha historia para y por contar, que con estos libros intenta dar voz a los pueblos que no la tienen, ponerlos aquí antes de que desaparezcan. Que aprendió la palabra respeto la primera vez que vio un pueblo deshabitado de Sobrarbe. En sus libros ha ido poco a poco aumentando los textos frente a las instantáneas, ya que según él no sólo es mostrar imágenes, también es mirar hacia atrás para explicar. Con fotos actuales y fotos de más atrás de los años 70, en este último libro presenta unos despoblados con casas enteras que hoy han cambiado, con un paisaje desolador. El abandono ha arrasado con todo, según cuenta, con pueblos que han sido desvalijados, donde parece que las rapiñas se han convertido en unos verdaderos ejércitos que han “bombardeado” dichos pueblos.
Al autor le gusta escuchar esta tierra sobrarbense. Además nos cuenta que nuestro Sobrarbe tiene una ventaja, y es que es un territorio magnífico; por el contrario, las desventajas son muchas más, por desgracia, ya que los asentamientos son difíciles, que son poco conocidos los pueblos y los rincones a excepción de Pineta, Bielsa, Aínsa y poco más.
Un tema también delicado es que sus principales recursos los manejan otros… agua, luz, madera, Parque Nacional, etc. Los pantanos no sólo destrozaron los propios pueblos, también las comunicaciones y las relaciones entre ellos. A las comarcas hay que ayudarlas, porque no tiene capacidad, siempre les han quitado su parte de competencias.
Un homenaje a los pueblos deshabitados de Sobrarbe, a sus habitantes y sus costumbres y tradiciones.