Este escrito refleja la preocupación de Scheler por la filosofía de la religión, ámbito donde convergen la ética, la teología natural, la metafísica y la fenomenología de la experiencia religiosa. Uno de los aspectos más preciosos y nucleares que se perciben en estas líneas es el profundo sentido de la persona, la humana y la divina, como ser libre y amoroso. Se sostiene, por eso, que mientras no se logre esta perspectiva y comprensión, ninguna teoría será capaz de llegar a la persona humana, y menos aún a Dios. En estas páginas confluyen preocupaciones tratadas del autor en otras obras y, a la vez, manifiestan su vigoroso esfuerzo por abrir camino a una auténtica filosofía decisivamente iluminada por la revelación cristiana de un Dios trascendente, vivo y amante.