La Biblioteca de Autores Cristianos lleva más de seis decenios consagrada con singular dedicación, a difundir la Biblia. Se inició la colección el año 1944 con la Biblia NÁCAR-COLUNGA, traducida directamente de los idiomas originales, hebreo y griego. Publicó más tarde una cuidada edición de la Vulgata Latina. En 1947 ofreció al público una segunda versión castellana, también directa y de los textos originales, a cargo de J. M.ª Bover, SI, y don Francisco Cantera, catedrático de Lengua hebrea en la Universidad de Madrid. A la que seguirá más adelante (1975) la preparada por F. CANTERA y el P. MANUEL IGLESIAS, SI. La BAC ha difundido, además, varios millones de ejemplares en ediciones manuales del Nuevo Testamento y de los cuatro Evangelios; y ha promovido dos grandes series de comentarios españoles a la Biblia: uno, la Biblia comentada, en siete volúmenes, elaborado por profesores de la Pontificia Universidad de Salamanca y de la Facultad de Teología de San Esteban de dicha ciudad; y otro, La Sagrada Escritura. Texto y comentario, con nuevas traducciones directas de los textos primitivos, redactado por profesores de Escritura de la Compañía de Jesús en España y en el extranjero. Ante las orientaciones del Concilio Vaticano II, la BAC se siente estimulada a desarrollar aún más su actividad bíblica, realizando un esfuerzo para secundar, promover y canalizar editorialmente el movimiento bíblico en España e Iberoamérica. Esta edición de bolsillo de los Libros Sagrados es prueba de ello. El texto de la NÁCAR-COLUNGA, primera traducción católica directa al castellano moderno de los textos originales hebreo y griego, ha sido objeto de detenida, sosegada y concienzuda revisión por parte de un equipo de especialistas, dirigido por el P. Maximiliano García Cordero, catedrático de Exégesis en la Pontificia Universidad de Salamanca y en la Facultad de Teología de San Esteban de la misma ciudad. Esta edición es, por ello, una versión actualizada y mejorada de la NÁCAR-COLUNGA, que con razón ha sido calificada como «la Vulgata española». La norma básica que ha presidido el trabajo de traducción, primero, y después de revisión, ha sido combinar con la mayor justeza posible la fidelidad debida al texto original de la Revelación escrita con las exigencias gramaticales y estilísticas del castellano moderno. La Palabra de Dios aparece aquí traducida en un lenguaje popular, comprensible, carente de innecesarios tecnicismos, y por ello en trance de máxima inteligibilidad para el lector común.