En Cezara (1876), emblemática nouvelle del más grande escritor de la literatura rumana, traducida por primera vez al español, la joven protagonista se enamora fulminantemente de Ieronim, figura a la vez angélica y demoníaca de la que emana un irresistible atractivo. En una recóndita y exuberante isla paradisíaca, a la que les franqueará el acceso el ermitaño Euthanasius, la pareja opondrá la apoteosis de su amor a las acechanzas del mundo exterior, en su intento por fundirse con la naturaleza primigenia del entorno.
Completa el volumen otra de las obras fundamentales de Eminescu, El pobre Dionis (1872), en la que a través de la historia de dos personajes que, aunque muy distantes en el tiempo, ven sus destinos inextricablemente ligados, el lector se verá arrastrado al inquietante territorio de la alteridad, donde, como en un juego de espejos, lo real quedará relativizado hasta el infinito.
Mihai Eminescu nació en Ipotesti, en la región rumana de Moldavia, en 1850. Aunque no contó con los recursos económicos necesarios para terminar los estudios básicos, estuvo desde muy joven vinculado al mundo del teatro y las revistas literarias. En 1869, gracias a su talento, fue admitido como estudiante extraordinario en la Facultad de Filosofía de Viena; dos años después viajó a Berlín, donde aprovechando el gran ambiente intelectual de la época, se relacionó con algunas de las más importantes figuras del romanticismo. Allí conocería también a la escritora Veronica Micle, que inspiraría la mayor parte de sus poemas de amor. En 1874, ya de vuelta en Rumanía, trabajó como director de la Biblioteca Regional de Lasi y como editor del periódico conservador Timpul. Gravemente enfermo, murió en Bucarest en 1889 a causa de un envenenamiento provocado por las inyecciones de mercurio con que se trataba su sífilis.