Cartagena, reino de España, 1795.León de Caballero y Blasco ha jurado que ni un solo tripulante de la nave San Miguel será arrestado y degradado por una mujer. Está decidido a atrapar y desenmascarar a la culpable de los arrestos de tres de sus mejores oficiales, y, para ello, no dudará en enamorarla, seducirla, y abandonarla. Le hará tragar su propia medicina, pero antes tiene que encontrar a la esquiva y pérfida señora. León ha hecho una promesa, y tiene el deber de cumplirla.Adela San Román ha jurado que ninguna otra dama será burlada, engañada y abandonada por un oficial de la Marina del reino. Tiene en sus manos un nombre, un barco, y se instalará temporalmente en la ciudad portuaria de Cartagena para encontrarlo. Su objetivo principal no es el de lidiar con el apuesto y enigmático capitán del San Miguel, que está decidido a desbaratar sus planes cuidadosamente trazados, sino la de proteger a futuras damas incautas. Adela ha hecho una promesa, y por su honor que está dispuesta a cumplirla.