¿Qué tipo de mecanismos psicológicos y relaciones personales pueden llevar a una persona a sentirse al límite? ¿Es posible cambiar de piel y llegar a ser otro? ¿Pueden la literatura y el pensamiento ser armas que salven? ¿Y puede un relato explicar la verdad de los hechos, especialmente respecto a personas ajenas a nosotros? Todas estas preguntas se plantean de algún modo en la novela «La piel de Irlanda», historia de una mujer joven, Amalia, que huye del laberinto emocional de su vida barcelonesa para enfrentarse a un largo viaje en tren por Europa. Durante el trayecto, cuyo objetivo está centrado en la figura de su padre y los misterios que su vida alberga, la protagonista tendrá la posibilidad de abrirse a otra existencia, más allá del vértigo y el abismo. «La piel de Irlanda» nos transporta en un viaje apasionante a través de París, Londres y sobre todo Irlanda, y nos invita a recorrer dichos lugares y a penetrar en la magia y la vitalidad de la cultura de este país. Pero la novela es asimismo un viaje literario que dialoga con algunas figuras de la modernidad y posmodernidad, tales como James Joyce y Enrique Vila-Matas, e incita a la lectura y la escritura sin fin.