Tras esa extraordinaria novela que fue La orilla oscura, con El viajero perdido José María Merino vuelve a indagar en ese mundo cuyo dominio le ha llevado a ocupar un lugar de excepción en la narrativa española de hoy.
Lo cotidiano y lo fantástico se entrecruzan en estos once relatos, estableciendo unos espacios enigmáticos donde, a través de la obsesión literaria, la lucha con las palabras y las cosas o la insistencia de los sueños, los personajes encuentran caminos que pueden conducirles tanto a la serenidad como al extravío.
Pero, sobre todo, en este libro se plantea la dificultad de la memoria -y hasta su imposibilidad- y se sugiere que lo enigmático resulta el verdadero envés de lo real.