Como hiciera en la celebrada novela El corazón de la Tierra, Juan Cobos Wilkins fija su mirada en un hecho histórico desconocido y, en el caso de estas páginas, ciertamente insólito: la afiliación de san Antonio Abad al sindicato obrero UGT. Carné incluido. En 1932 la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas declara entierros y procesiones como manifestaciones de carácter público para las que se precisa autorización gubernativa. La localidad de Trigueros (Huelva) celebra un ritual muy peculiar, al santo, que en vida repartió todos sus bienes a los pobres, se le devuelve su generosidad: durante más de un día recorre en procesión las calles y es cubierto por una incesante lluvia de panes lanzados desde balcones o terrazas, no hay entonces autoridad religiosa ni civil, sólo la del pueblo. Con estos hechos ciertos, el escritor construye un microcosmos especular y simbólico de la situación del país no sólo en aquellos años de la Segunda República sino que, actual, proyecta su reflejo a nuestros días, deviniendo en inusual y necesaria parábola de convivencia y respeto, de tolerancia y libertad.
Pan y Cielo es una novela atrevida y sorprendente, con múltiples y ricas capas de lectura y abierta a sugerentes interpretaciones. Escrita con despliegue de registros literarios, los lectores se adentrarán en un terrenal y celestial juego de emociones. Humor e imaginación transgresora son dos de las variadas cartas que maneja Cobos Wilkins.