Decía el escritor Manuel Rivas, en el prólogo a un gran libro (Vencidxs), publicado gracias al trabajo autogestionado de un pequeño equipo de altruistas, que somos lo que recordamos y también lo que olvidamos. Para Rivas, el olvido provocado es parte de una identidad ne gativa y también delictiva, pues impide la reparación y la justicia: La relación con la memoria no es un problema partidario. En todo caso, sería una opción entre el partido de la humanidad o de la inhumanidad . El pe riodista gallego estimaba que sin libros como el citado, lo que triunfaría sería el fracking: el vaciado moral, la contaminación del manantial de la conciencia. La me moria nombrada, de Félix Población, pretende, en su me dida, combatir ese vaciado moral y responder en lo po sible a lo que Walter Benjamin escribió en El Escar miento: Es tarea más ardua honrar la memoria de los seres anónimos que la de las personas célebres. La cons trucción histórica está consagrada a la memoria de los que no tienen nombre .