Para los que no saben de economía y para los que dicen que saben.
«El autor siente con todo su cuerpo y espíritu la acuciante necesidad de sembrar la fructífera semilla del amor a la economía, por considerar que esta disciplina es la única fuente de satisfacción de necesidades de las que carece la mayor parte de la humanidad; y que necesita de lo más elemental para sobrevivir con un mínimo de dignidad, ya que por doquier estamos rodeados de riquezas que no somos capaces de explotar. El conocimiento de la economía debe divulgarse al igual que el amor a la vida».
Ernesto Fernández Martínez